domingo, 17 de agosto de 2008

Bye!

Son las once menos cuarto de la noche del sábado 16 de agosto de 2008, última noche de la estancia londinense. Mañana cenaré y dormiré en casa. Tengo ganas de volver, de cambiar de aires y descansar un poco. Este año he estado mejor en Londres, más a gusto y creo que he disfrutado mucho más la ciudad. Supongo que sería la experiencia. Eso no quita para que esté un poco quemado con la vida diaria en Londres, la gente, las prisas... en fin, Londres.
Creo que la tesis ya va tomando forma. Este año creo que he trabajado menos cantidad pero de más calidad. Menos lecturas pero que creo que más provechosas. Ahora me queda continuar con el trabajo empezado, seguir con las ideas que tengo y confiar en poder acabar la tesis a lo largo del curso 08/09. Mi beca termina en julio del año próximo y me gustaría, como mínimo, tenerla escrita en el período de la beca. Luego el papeleo ya vendrá y lo retrasará todo unos meses, pero eso es normal.
Digo que “querría tenerla escrita” en este curso porque el año que viene se muestra, en cierto modo, como una incógnita. Si me toca dar clases de nuevo tendré que dejar de lado la tesis un tiempo... y si me llaman de la bolsa de trabajo de “Educación para la ciudadanía” todo cambiará. Pero todo eso está por venir y por ahora quiero centrarme en la tesis. Cuatro años de trabajo ya pesan en la cabeza, en los ánimos y en todo. Y ya es hora de terminar la tesis y pensar en otras cosas para el futuro.
Supongo que también es el fin para Londorondon. Más que un fin debería de pensar en una reconversión, cambiarle el nombre y seguir escribiendo cualquier cosa que me de la gana. Se aceptan sugerencias para el posible nombre del nuevo blog. Yo tengo algunas en mente pero si alguien me quiere decir alguna soy todo oídos.
Mañana me iré a Hyde Park antes de salir hacia el aeropuerto. Espero que no llueva. Creo que los parques, sobre todo éste, es lo que más voy a extrañar cuando vuelva a Valencia. El silencio, el verde y la tranquilidad. El domingo pasado no pudimos jugar a fútbol porque estaba lloviendo mucho. A eso de las siete de la tarde paró un poco y aproveché para salir a correr. No había nadie en el parque. De vez en cuando me cruzaba con alguien pero la tónica general era el vacío. Pero la mejor carrera vino a los dos días. El martes por la tarde, al salir del Warburg, volví a la residencia porque me apetecía ir a correr. Sabía que podría ser la última vez, con lo que me vestí enseguida y me fui a Hyde Park. Mientras iba en dirección a Kensington Palace, al oeste, vi unas nubes marrones, cercanas y amenazantes. Podría llover, pensé. Seguí con mi carrera y cuando ya iba por mitad del lado sur del parque, paralelo a Knightsbridge Road, cerca de Harrods, empezó a chispear. Las chispas se convirtieron en gotas y las gotas en diluvio. Y me tuve que parar debajo de un árbol, sudado y empapado, junto a otros corredores que también se refugiaron ante la que estaba cayendo. Se oyeron varios truenos y se hizo de noche. Mientras pensaba si seguir, me entró la duda de donde era más probable que me cayera un rayo. Si debajo del árbol o si me iba a correr y el sudor actuaba como imán para el rayo. Ya me estaba enfriando cuando vi pasar varios ingleses corriendo como si nada bajo la lluvia. Y allí que me fui detrás de ellos. Estaba tan empapado que de vez en cuando me estrujaba la camiseta para ir aligerando peso. Pero poco a poco lo que fue ganando peso fueron las zapatillas, con los calcetines completamente calados y entrando agua en cada zancada que daba. Pero dejó de llover y pude completar el recorrido. Luego ducha bien caliente para entrar en calor, que la lluvia y el frío me habían dejado tieso.
Seguiré escribiendo en Valencia.

1 comentario:

Rafa dijo...

cómo me gusta leerte, amigo. Y que sigas corriendo ni te cuento...
nos vemos en breve